Aquí estuvieron

domingo, 14 de agosto de 2016

Una vez al año

Todos deberíamos morir aunque sea una vez al año, deberíamos poder cambiar la piel y respirar distinto. Tendríamos que irnos de viaje y conocer al amor de nuestras vidas. Deberíamos poder salir de nuestra zona de confort, no auto-exigirnos, tendríamos que dejar de seguir patrones y pisar fuerte el acelerador, deberíamos matar nuestras rutinas, vivir un poco al límite.
Una vez al año deberíamos poder mandar todo a la mierda, y sacarnos las malas energías, renunciar a nuestros trabajos mediocres, putear, gritar, salir desnudos a la calle y besar a la persona que venimos queriendo hace tiempo y no nos animamos a decírselo.
Todos deberíamos poder hacer lo que queremos sin ser criticados, aunque sea una vez al año. 
Cada vez estoy más convencida de que nacemos con una libertad absoluta para luego ser atrapados por una capa de locuras impuestas por una sociedad/cultura, que no es capaz de esperar a que sepamos quiénes somos y qué queremos.
Nos imponen estudiar durante un periodo de tiempo obligatorio para que luego entremos a la adolescencia y terminemos más confundidos que nunca. Nos hacen elegir una carrera universitaria para intentar conseguir un trabajo decente, pero cuando salimos a patear la calle para conseguir ese puesto lo tiene un acomodado, y terminamos trabajando de algo que odiamos para no morir de hambre. La sociedad nos impone el formato de familia feliz con dos hijos divinos y un marido o esposa fiel, mientras que cada vez menos personas creen en el matrimonio y el amor.
Una vez al año deberíamos mandar a nuestros padres a la mierda por todas esas cosas que venimos soportando hace años y nos tienen cansados, para luego tener la posibilidad de abrazarlos y decirles que los amamos igual, solo que esta vida rutinaria nos tiene un poco cansados y que nosotros también nos levantamos con el pie izquierdo.
Al menos una vez deberíamos tener la posibilidad de hacer lo que queremos, sin tener esa sensación de que el mundo espera más de nosotros, todos necesitamos vivir nuestras experiencias, TODOS necesitamos chocarnos con las paredes, sangrar un poco, sanar y volver al campo.
Cuanto más tiempo reprimamos esas sensaciones que quieren salir, cuanto menos digamos lo que queremos decir, cuanto menos hagamos lo que queremos hacer, cuantas más veces hagamos esas cosas por obligación más chiquito y oscuro se va a volver el corazón.

Hay que vivir un poco, aunque sea una vez al año. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario