Aquí estuvieron

viernes, 12 de febrero de 2016

La mañana siguiente

Hace un tiempo estuve enamorada del mundo que se reflejaba en los ojos de un chico. Pero él no pudo quedarse al día siguiente a mi alrededor, duró solo un momento.
Yo solía creer que había que esperar para ver, pero no era así, todo cambia, nada se detiene.

Hace unos días volví a verlo de casualidad, y aquel mundo ya no estaba, había desaparecido como él aquella mañana. Pensé que ambos habíamos crecido, pero no, aún seguimos siendo iguales a los que fuimos, a pesar de ser distintos.

Dicen que hay días felices, días que recordarás por siempre, y días que querrás olvidar, pero ni aquella mañana, ni esta casualidad fue uno de esos.

Hoy siento que algo ha cambiado en mi, algo se ha ido, como él aquella mañana, como el mundo reflejado en sus ojos.

Las situaciones se tornan extrañas tarde o temprano, podemos ser la excepción a la regla, o seguir intentando a pesar de que lo que nos gustaba, ya no esté allí.

Todos estamos dañados a nuestra manera, todos nos comportamos a nuestra forma, uno decide quedarse o irse, y a veces es porque sí.

Probablemente yo sea la última en enterarme qué decisión has tomado, la verborragia me invade los sentidos, me pongo ciega. Pero es simple, o al menos no tan difícil, a veces es sí y a veces no, no me gustan los grises, pero daría todo porque digas que sí.

Estoy enamorada del mundo reflejado en los ojos de un chico que en mi cabeza se queda hasta la mañana siguiente.

Aquel Día

Tuve una constelación de ideas conectadas con cada línea de mi corazón. Y cada una de esas líneas trazó un estela de recuerdos, que resonaron en en mi mente como los acordes de una canción que amé cuando era niña. 

Mi imaginación estuvo ligada a las veintidós estaciones pasadas, y cada tormenta trajo nuevas canciones para romper el corazón de algunos chicos que se morían por verme reír. 

Aquel día llovió por décimo cuarta vez en mi habitación, e hizo un frío paralizante. Compuse más de 300 canciones que jamás voy a cantar. Escribí por mí y por vos más allá del fin del día porque nunca 
fui buena para comenzar. 

Algo tuvieron aquellos años, ese no se qué que hacía que las palabras vuelen dentro de mi cabeza. Y mientras miraba como se empañaba la ventana, dibujé un corazón con un nombre que todavía duele cuando lo repito. El pasado de aquel pasado fue tomando forma entre mis dedos, hasta encontrar aquella sonrisa entrecortada que me hizo dibujar algo nuevo. 

El viento soplaba dándome escalofríos, y partir de ese momento recordé que todo lo recordaba. Guardé mi orgullo dentro del estuche de la guitarra, y me dirigí hacia la puerta. Supe que no había vuelta atrás, ya lo había decidido. Comencé a observar el pasado pendiendo de uno de los hilos del atrapa-sueños que cuelga sobre el respaldo de mi cama, y me di cuenta que los años habían pasado, debía salir de allí. 

Creí sentir su voz pero fue mi cabeza, creí perder el aliento pero solo fue la certeza de saber que ya lo había comprendido, tenía que escribir una página nueva. Debía dejar de borronear y crear una cuenta nueva. 

Y acá estoy después de tantos años, con la misma tormenta escribiéndonos por siempre.